Verdadero calidoscopio de paisajes y vastas extensiones salpicadas de baobabs centenarios.
Situado entre el Sahara al norte y la gran selva tropical, lo atraviesan cuatro ríos: el río Senegal que da el nombre al país, el río Gambia, el Saloum y el río Casamance.
Acogedor, cálido y hospitalario, es un cruce de etnias y tradiciones, tierra de Wolofs, de Pulaar (pastores Peuls y Tuculeurs de la cuenca del río Senegal), de Soninkés, de Diolas de la Casamance, de Serer del Sine y de Mandingas, que contribuyen todos a la riqueza cultural del país.
Finisterre del África, dónde el extranjero es recibido con toda consideración, Senegal ha sabido conservar intactas el valor de la hospitalidad -la legendaria Teranga senegalesa- cuyo origen está en el espíritu de tolerancia de sus gentes.